29/03/2024
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Lorenzo Bertero, monje benedictino: “Somos la parte de la Iglesia que ora por los que no rezan”

“Nuestra principal vocación es que somos contemplativos en la Iglesia, es decir, buscamos encontrar a Dios y que Dios muestre más su rostro en nuestro corazón, uniéndonos a él a través de la oración”, explica

“Nuestra principal vocación es que somos contemplativos en la Iglesia, es decir, buscamos encontrar a Dios y que Dios muestre más su rostro en nuestro corazón, uniéndonos a él a través de la oración”, explica el padre Lorenzo Betero, quien es de nacionalidad argentina y llegó a Chile hace siete años para unirse al  Monasterio Benedictino.

Este recinto católico está ubicado en la ciudad de Santiago, en la comuna de Las Condes, y hospeda a monjes que buscan glorificar a Dios, por medio de la oración. 

El origen de este monasterio se remonta al año 1916, cuando el Padre Juan Subercaseaux, quien se encontraba estudiando en Roma, conoció a los Benedictinos franceses de Solesmes, lo que lo motivó a fundar un monasterio en Chile.

Desde este lugar, donde motivado por encontrar un marco de oración y  encontrarse con Dios, el padre Lorenzo profundiza sobre la vida monástica. 

¿En qué consiste el Monasterio Beredictino?

Es el lugar donde viven monjes, quienes tienen un oficio en la alabanza de glorificar a Dios, a través de la oración cantada de los Salmos. El día de un monje benedictino se divide en la oración, el trabajo y la lectio divina o lectura espiritual. Nos reunimos siete veces al día en la iglesia, nos levantamos muy temprano para rezar y después vivimos de nuestro propio trabajo. Aquí cada uno tiene un trabajo, con el cual sustentamos a las personas que vengan, ya sea a rezar, a hospedarse o ya solo a tocar la puerta del monasterio, para que encuentren a Dios como nosotros lo encontramos.

¿Qué tipo de trabajo realizan?

Nosotros en el monasterio tenemos artesanías, producción de aceite de oliva, producción de cosméticos y  encuadernación de libros, ya sea para particulares o fundaciones, que nos traen a veces instituciones para arreglar o también para hacer libros desde cero. No es una imprenta, es hacer libros como artesanales. Los ingresos de estos trabajos son en común, van al monasterio, nosotros no tenemos sueldo individual, sino que todo lo hacemos como si fuera un voto de pobreza, de castidad, de obediencia. Aunque nuestros votos son distintos, nuestros votos de estabilidad, de obediencia y de conversión, de costumbres, son unos votos muy antiguos.

¿Qué actividades realiza un monje en el monasterio?

Nuestra principal función es ser la iglesia orante, es decir, nosotros somos la parte de la Iglesia que ora por los que no rezan. Y a la vez, mantenemos la alabanza divina a Dios constante, incesantemente es como nuestra. Somos como el corazón de la Iglesia, el corazón que ama, que ama a Dios. 

¿Cómo viven su fe?

Nuestra principal vocación es que somos contemplativos en la Iglesia, es decir, buscamos encontrar a Dios y que Dios muestre más su rostro en nuestro corazón, uniéndonos a él a través de la oración. Nosotros llegamos a Dios o tratamos de conocerlo por dos lados; en primer lugar, por el oficio divino que es el centro de nuestro día y por la Lectio Divina que es el medio para llegar a la contemplación de las cosas divinas y acrecentar el deseo de la unión con Dios en la oración. Esta es una forma de oración muy antigua que tienen los monjes desde el año 300, 400 después de Cristo hasta el día de hoy. Antes los monjes no sabían leer, simbolizaban la Escritura y la repetían, pero ahora nosotros vamos leyendo la Sagrada Escritura y la Sagrada Escritura nos va dando un conocimiento mayor de Dios y esa es nuestra forma de oración para encontrarnos con Dios, esa es nuestra espiritualidad. 

¿En qué consiste la vida fraterna dentro del monasterio? 

El monje benedictino no vive solo, sino que se une a otros hermanos para buscar juntos a Dios, en una comunidad. En este momento somos 15 monjes viviendo aquí en el monasterio hay de todas las edades, el mayor tiene 93 años y el más joven tiene actualmente 35 años. Nosotros llevamos vida en común, es decir, que lo tenemos todo en común, almorzamos y cenamos en común, tenemos un recreo en común y los trabajos algunos se hacen en común y otros solitarios, pero todos los trabajos se hacen en el monasterio.

​​¿Qué lo motivó a ser parte del monasterio?

Dios me llamaba para estar más tiempo con él, para orar más, para alabarlo y para pedir por los hombres, por la humanidad, por el mundo. Vine aquí porque un amigo me contó sobre el monasterio, me señaló  que me iba a gustar, porque es como yo, con mi perfil. Le hice caso y la verdad es que me ayudó.

¿Cómo fue su recibimiento al llegar al monasterio? 

La acogida fue muy buena, yo soy extranjero, pero me sentí muy bien acogido aquí por mis hermanos chilenos. Yo considero que es una comunidad acogedora en el modo monástico, no sólo porque es una comunidad también que vive en silencio y recogimiento, sino que también tenemos momentos de compartir, de alegría, de reírnos, de conocernos. Yo diría que es una comunidad alegre, por lo menos así lo percibo hasta el día de hoy.

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