19/05/2024
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Benjamín Ossandón, director de la Pastoral Nacional de Alcoholismo y Drogadicción: “El primer paso es escuchar y decir voy a estar contigo”

“Las adicciones siempre son un síntoma de algo más profundo que tiene que ver con la falta de esperanza, de un sentido de vida, de fe, de vínculos que sostienen”, explica el Padre Benjamín Ossandón,

“Las adicciones siempre son un síntoma de algo más profundo que tiene que ver con la falta de esperanza, de un sentido de vida, de fe, de vínculos que sostienen”, explica el Padre Benjamín Ossandón, director de la Pastoral Nacional de Alcoholismo y Drogadicción (PANAD) desde el 2021. 

Hace más de 20 años que la Pastoral realiza un importante trabajo con distintas organizaciones, instituciones y agentes pastorales como sacerdotes, diáconos, religiosas, religiosos, catequistas y laicos comprometidos con aportar en la solución de los problemas derivados a las adicciones.

Desde su voluntariado en el Policlínico Monseñor Enrique Alvear, en Pedro Aguirre Cerda, donde ofrecen tratamiento en conjunto para adicciones con un equipo multidisciplinario de profesionales, el padre Benjamín ha estado involucrado en este tema. Actualmente, es el Vicario Parroquial en la parroquia San José Obrero, en Lo Espejo, y asesor pastoral en la Universidad Católica.

¿Cuál es el objetivo de la Pastoral Nacional de Alcoholismo y Drogadicción? 

El objetivo es promover la acción pastoral hacia las personas que necesitan de ayuda para enfrentar consumos problemáticos de alcohol y otras drogas en su persona, su familia y comunidad. Es un trabajo en red con distintas organizaciones e instituciones para aportar en la solución de los problemas derivados de estas conductas, donde recibimos a las personas como vienen en toda su complejidad y las acompañamos hacia el camino de una vida plena.

¿Cómo enfocan su trabajo con las personas? 

Nosotros tenemos un sello inspirado en el modelo de Jesucristo Buen Pastor, buscando mostrar el rostro misericordioso del Padre, promoviendo acciones preventivas y de rehabilitación que permitan el cambio de conductas de los individuos y sus comunidades. Las personas que vienen para acá se maravillan porque hay un ambiente muy especial, una mística con un sentido más comunitario y también espiritual. 

¿Cómo toman ese sello las personas que se acercan a la Pastoral en búsqueda de ayuda? 

Al principio me miraban con sospecha por el tema más espiritual, pero después se maravillan porque se dan cuenta de que realmente genera un impacto. Hace un tiempo nos midieron y el resultado de esta encuesta arrojó que el 80% de los que habían participado en los talleres de espiritualidad dijeron que les servía y que valoraban el taller no solo porque era bueno, sino porque era realmente un pilar indispensable y fundamental para poder recuperarse. Ese es el sello de acompañamiento que está en la pastoral, porque nos queremos hacer cargo, porque vemos en una persona que es tierra sagrada y busca recuperarse.

¿Cuál es la importancia de acompañar a las personas en problemas de adicciones?

Las adicciones siempre son un síntoma de algo más profundo que tiene que ver con la falta de esperanza, de un sentido de vida, de fe, de vínculos que sostienen, de pocas redes, de amor. En ese sentido la Pastoral trabaja ahí con cada ser integral, nosotros recibimos a la vida como viene, en toda su complejidad y buscamos abordar una solución verdadera, porque no es un buen camino centrarnos solamente en el tema del consumo y dejar de lado dimensiones de la vida de la persona que son muy importantes y que van a estar directamente relacionada con el consumo.

¿De qué forma transmiten su apoyo a las personas que se acercan a la Pastoral? 

El primer paso es escuchar y decirle “voy a estar contigo y veamos qué podemos hacer”. Solo necesito estar dispuesto a acompañar. Es tal vez la parte más importante de ese camino de recuperación. Nosotros podemos aportar con lo más importante que a mi parecer es el recibir la vida, cada persona como viene y acompañarla cuerpo a cuerpo y mejor aún si lo hacemos como comunidad. 

¿Qué cree que faltaría para apoyar aún más esta área en la sociedad?

Las adicciones no solamente afectan a una persona como individuo, también afectan de una manera muy hiriente a todas las familias que se han involucrado. Como iglesia me encantaría que pudiéramos ir descubriendo que esto es verdaderamente un problema pastoral, no solamente un problema de salud o un problema profesional, sino que debemos enfocarnos en que detrás del consumo de drogas está la vida de una persona, una vida que experimenta el acercarse a este mundo con respeto y dedicación. Un ejemplo de esto es cuando una persona me dice ‘estoy muerto en vida’ y con la ayuda que nosotros les estamos ofreciendo al final dicen ‘yo volví a nacer, resucité’. O sea, se conecta profundamente con lo que es la experiencia fundamental cristiana, que hay que pasar de la muerte a la vida con de la mano con Jesús.

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