Hoy más que nunca clamamos a Nuestra Reina, que recorra nuestras calles, que vaya a cada pueblo y que no quede ningún rincón de nuestro país sin su amor de madre.

Queremos tomarnos fuertemente de su mano y pedirle que nos arrope con su manto.

Estamos un poco cansados, preocupados y al igual que un niño pequeño, sabemos que un fuerte abrazo de la mamá, puede vencer a la mayor de las pesadillas con su poderoso amor.

Queremos mirarla a los ojos y junto a Ella comprender que quiere y espera Dios de nosotros en este momento.

Queremos que ilumine nuestras mentes y nuestro actuar para salir fortalecidos de este momento.

Le pedimos que Reine en cada corazón y siembre en ellos todo su amor educándonos al igual como lo hizo con Jesús.

Le pedimos en palabras simples, que sea: “Esa mamá, que sólo con su presencia puede transformar cualquier rincón en un hogar”.