No se trata de la “conversión” de Estados Unidos. Lo que ha pasado con el aborto, es un reflejo de lo que sucede en la sociedad moderna occidental. Una polarización cada vez más extrema. No es el fin del aborto, pero al menos deja que los Estados decidan. Con esto, se acentuarán más aún las diferencias y las posiciones extremas. Sin embargo, hay un paso adelante. El hecho de que la ley no expanda la autonomía individual sino que cuide el derecho más fundamental de todos: la vida, da un espacio para salir en su defensa. Pero el cuidado de la vida parte por el cuidado de la madre, la mujer con embarazos difíciles, vulnerable, víctima de una situación que la sociedad aún no ha sabido resolver de forma digna. Es el momento de ofrecer soluciones que dignifiquen a estas mujeres. Ellas necesitan más que nunca que se las acoja, las cobije y se les dé las mejores oportunidades de tener a sus hijos. Si vamos a defender la dignidad del ser humano que se está gestando, es fundamental partir por la dignidad de la mujer que lo gesta.

María Francisca Valdivieso
Ginecóloga obstetra, vocera de Fundación Voces Católicas