Eliana Rozas: “Estamos en un proceso de generar mayor conciencia y eso es muy bueno”
La periodista y académica de la Universidad Católica Eliana Rozas conversó con nosotros respecto al momento político y social que vive Chile y también del proyecto Nuestra Mesa, iniciativa en la que ella participó como

La periodista y académica de la Universidad Católica Eliana Rozas conversó con nosotros respecto al momento político y social que vive Chile y también del proyecto Nuestra Mesa, iniciativa en la que ella participó como parte del comité editorial.
¿Cómo has visto el inicio del proceso constituyente?
Difícil encontrar las palabras. Diría previsiblemente tensionado, digo previsiblemente porque era inevitable que ocurriera con un conjunto tan grande de personas que no se conoce, que vienen de mundos tan diversos y que se tienen que reunir en este contexto pandémico lo que hace que esos encuentros sean más difíciles. Pero es una tensión por la que hay que pasar para que finalmente surja.
¿Crees que es algo momentáneo de la instalación?
Sí, creo que necesariamente iba a ocurrir esto, sobre todo si uno piensa en el contexto en que surgió la propuesta, el acuerdo político de abrir el espacio para que se genere una nueva constitución y el plebiscito. Entonces si uno piensa en ese contexto, es un contexto de tensión en el país, donde se manifiestan un montón de frustraciones y era evidente que eso iba a emerger cuando la convención se instalara. Si alguien pensó que esto iba a ser muy plácido y que todos se iban a dar por satisfechos por el sólo hecho que se instalara, creo que ahí hay una ingenuidad. Entonces lo propio es hacerse cargo de eso, respirar profundo y tratar de transitar este período buscando que los encuentros se produzcan.
¿Hay un ambiente adecuado para ese tipo de encuentros, para el diálogo?
Es tan difícil de saber porque lo que recibimos son ecos de lo que ocurre ahí. Ecos que muchas veces están potenciados por las redes sociales, los medios, intereses. Eso hace que esos ecos lleguen deformados o que se privilegien determinadas voces que son las que se expresan con más estridencia y que son menos contemporizadoras. Eso puede estar pasando y nos produce una percepción inadecuada de la realidad, de lo que efectivamente está ocurriendo. Lo que más importa es que los convencionales sean capaces de construir esa relación sin tener como referencia los ecos y lo que esas voces estridentes generan. Si pudieran aislarse de esas cajas de resonancia sería bueno.
¿Pensaste que vivirías un momento así?
No, sin duda no. Es que es un momento histórico por muchos motivos. Se suman muchos hitos, entonces eso hace que la condición sobresaliente se amplifique. No pensé en un momento político de estas características. Probablemente habría pensado que se daría una evolución constitucional reformista. Pero creo que en muchos sentidos y para gran parte del país fue una cierta sorpresa más allá de que se percibieran las frustraciones y carencias. El modo en que se procesó ese conjunto de frustraciones creo que fue imprevisible para todos.
¿Se hizo más evidente la brecha entre las elites y el resto de Chile?
No lo sé, creo que todavía no podemos procesar lo que pasó en octubre de 2019. Yo al menos no puedo hacerlo. Creo que hay muchos elementos de interpretación que son muy plausibles. Probablemente no hay una razón que lo explique. Sí, la distancia entre las elites o la sola concepción de una élite probablemente aporta elementos explicativos. Pero también hay elementos generacionales y otros elementos más que tienen que ver, como la emergencia de las reivindicaciones de las identidades, la emergencia de valores que antes no eran tan preponderantes y al revés también. Todo eso va confluyendo y hay que agregarle el propio devenir político.
En un contexto de crisis de las instituciones de la que es parte la Iglesia Católica ¿Cómo se puede valorar la iniciativa Nuestra Mesa?
Primer decir que la verdadera crisis en la Iglesia es que los abusos existieran, no que hayan sido expuestos. Por lo tanto creo que en el momento en que se exponen comenzamos a salir de esa crisis, aunque es un camino muy largo. Dicho esto, creo que es muy bueno que se haya hecho el proyecto Nuestra Mesa porque quizás la reacción más esperable es la de retraerse, la inmersión, entonces creo que es muy bueno sobreponerse, sobreponerse al miedo de las reacciones adversas y hacer una propuesta. Y lo otro que creo importante es la mesa y el posesivo Nuestra. Eso está en el corazón de lo católico y que creo conversa muy bien con una parte del espíritu de estos tiempos. Una cierta preocupación por lo colectivo, todavía existe mucho individualismo, pero coexiste con una cierta nostalgia y preocupación por lo más comunitario. Esa dimensión, la comunitaria, está en el corazón de lo católico. Entonces ahí hay una comprensión de lo humano con los otros que puede ser muy importante.
¿Te sientes optimista respecto a Chile?
Qué difícil la pregunta. No sé si es optimismo, pero yo confío y quiero confiar en que empezamos un camino y es muy importante que ese camino se haya iniciado. Lo que no nos puede pasar es que las piedras del camino nos hagan perder la confianza. Pero creo que vamos en un camino que puede ser difícil, largo y que no se acaba con la nueva constitución. En ese sentido tengo confianza, estamos en un proceso hacia una cierta mayor conciencia y eso encuentro que es muy bueno. Conciencia propia, conciencia de los otros, conciencia de la naturaleza. Pero claro, es un camino largo. Confío en que este proceso nos va a conducir a un lugar bueno, donde bueno es un lugar de mayor conciencia.