Nuestra Señora del Rosario
El santo Rosario es una tradición muy arraigada en la Iglesia Católica, la liturgia celebra esta advocación de la Virgen María porque ella se presentó así en Fátima: “soy vuestra señora del Rosario”. Y, nos

El santo Rosario es una tradición muy arraigada en la Iglesia Católica, la liturgia celebra esta advocación de la Virgen María porque ella se presentó así en Fátima: “soy vuestra señora del Rosario”. Y, nos preguntamos: ¿cómo nació esta devoción?.
Según la tradición, la madre de nuestro señor Jesús lo preparó e impulsó en su misión (ver Juan 2, Ella dijo en Caná: “Escúchenlo”), estuvo con el apóstol Juan y otras mujeres al pie de la Cruz, donde Jesús dijo: “He aquí a tu madre”, y estaba reunida con los apóstole en Pentecostés. Así, en el año 431 la Iglesia no dudó en definir dogmáticamente (Theotokos) su maternidad divina en el Concilio de Éfeso. La importancia de nuestra Señora como santa mediadora y modelo de fe para llegar rápido a la imitación de Cristo, nunca se ha puesto en dudas: “María es el camino más seguro, el más corto y más perfecto para llegar a Jesús”; “María es el santuario de la divinidad, es como el templo en el cual habita Dios y desde donde reparte sus bendiciones” (palabras de san Luis Grignon de Montfort, teólogo y sacerdote misionero del s. XVII).
Todas las verdades centrales de nuestra fe giran en torno a la muerte y resurrección de Cristo, por lo tanto, si Él es verdaderamente Dios y verdaderamente hombre: todo ha debido comenzar con el gran misterio de la encarnación: maravilla que han pintado tantos artistas, como el Greco (ver ejemplo en imagen), para retratar que por el ‘Sí’ de María nos han comenzado a llegar todas las gracias al mundo.
Al principio los cristianos en oración trataban de repetir los 150 salmos, pero la gente no podía leer la Biblia ni conocer todos los salmos, se fueron reemplazando y armando la devoción con 150 avemarías: resumen palabras que se guardan en algunos salmos y profetas, que más el saludo del ángel Gabriel, han dado vida a la oración del ‘Ave María’. Los 15 misterios tradicionales del santo rosario: gozosos, dolorosos y gloriosos, a los que se reparten las 150 avemarías para meditar las verdades de nuestra fe, se crearon como un método catequético para contrarrestar la herejía albigense y lo desarrolló por primera vez santo Domingo de Guzmán (fundador de los dominicos en s. XIII) dice la tradición que la Virgen María se le apareció y regaló algo parecido a lo que conocemos hoy como santo rosario. Los misterios hasta entonces eran:
Misterios Dolorosos (se rezan martes y viernes)
1) La oración de Jesús en el Huerto de los Olivos (Mc. 14, 32 -42)
2) La flagelación de nuestro Señor condenado a muerte (Mt. 27, 11-26)
3) La coronación de espinas (Mc.15, 15 -20)
4) Jesús carga con su Cruz a cuestas (Jn. 19, 6 – 17)
5) Jesús muere en la Cruz (Mt. 27, 33- 50)
Misterios Gloriosos (se rezan miércoles y domingos)
1) La resurrección de nuestro Señor Jesucristo (Mt. 28, 1-8)
2) La ascensión del Señor (Hch. 1, 6- 11)
3) La venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles (Hch. 2, 1-13)
4) La asunción de María al cielo en cuerpo y alma (Sal 45, 14 – 16)
5) La coronación de María como madre y reina de todo lo creado (Ap. 12, 1 – 17)
El año 2002 Juan Pablo II escribió su encíclica Rosarium Virginis Mariae: “Para resaltar el carácter cristológico del Rosario” y sumó los “misterios de la luz”, inspirado en las meditaciones de san Jorge Preca (un sacerdote carmelita de Malta que se beatificó el 2001).
Misterios Luminosos (se rezan los jueves)
1) El Bautismo en de Jesús en el Jordán (Mt. 3, 13 – 17)
2) Las bodas de Caná (Jn. 2, 1-11)
3) La proclamación del Reino de Dios (Mc. 1, 14 – 15)
4) La Transfiguración del Señor Jesús (Mt. 17, 1- 8)
5) La institución de la Eucaristía (Mt. 26, 26 – 29)
La palabra Rosario significa “Guirnalda de Rosas” y se ha entendido siempre como una forma de honrar y complacer a nuestra madre celestial que lo ha pedido insistentemente por la paz del mundo y la conversión de los pecadores. La Virgen María en todas sus apariciones más modernas como Lourdes, Fátima y Medjugorje ha pedido que recemos el rosario, no para darse protagonismo (nada estaría más lejos de Ella) sino porque con esa oración nos asegura contemplar la vida, pasión y muerte de Jesús, ayudando a reflexionar que todo eso fue necesario para nuestra salvación y su gloriosa resurrección; lo que nos lleva a meditar en nuestros corazones cada uno de esos momentos centrales que la Iglesia ha llamado misterios y ordena para que cada día de la semana puedan ser considerados para regalarnos gracias porque es un sacramental. San Luis Grignon de Montfort aseguraba que el rezo del santo rosario “nos eleva gradualmente al perfecto conocimiento de Jesucristo; purifica nuestras almas del pecado; nos permite vencer a nuestros enemigos; nos facilita la práctica de las virtudes; nos aviva el amor de Jesucristo; nos enriquece con gracias y méritos; nos proporciona con qué pagar todas nuestras deudas con Dios y con los hombres y nos consigue de Dios toda clase de gracias”.

Por Loreto Cruz Opazo, Vocera de nuestra fundación, Magister en Teología Fundamental y Profesora Adjunta de la Facultad de Teología PUC