Volvamos a encontrarnos con la Navidad
Resulta difícil recuperar el asombro cuando pasamos de una Navidad a otra sin detenernos a mirar, sentir, oír y tocar. Nos imaginamos una pobreza linda, un establo cálido y una guagua silenciosa y sonriente. Y

Resulta difícil recuperar el asombro cuando pasamos de una Navidad a otra sin detenernos a mirar, sentir, oír y tocar. Nos imaginamos una pobreza linda, un establo cálido y una guagua silenciosa y sonriente. Y claro no nos interpela. Para que la Navidad nos vuelva a sorprender hay que encontrarse con ella y para ello necesitamos hacer el esfuerzo de profundizar y detenernos para volver a mirar. Gastar tiempo estando ahí silenciosos hasta que alguien o algo nos hable. Veremos lo inabarcable y misterioso de un Dios que quiere nacer ahí y así. Y por supuesto que nada volverá a ser lo mismo. Encontrarnos con un Dios encerrado en lo finito, en el tiempo y la materia nos invita a ser capaces de encerrarnos en la miseria de los otros, en cavar hasta encontrar al Dios que habita en cada uno.
Ahí hay mucho más que una mujer virgen, su esposo y el niño. Junto con los que llegan al pesebre estamos nosotros, tú y yo. La encarnación de Dios es una declaración de amor, personal, a cada uno.
María de los Ángeles Errázuriz, Directora ejecutiva Voces Católicas.